sábado, 28 de julio de 2012

Ideología y partidos políticos en la España contemporánea. - Parte 8

En los artículos referentes a este epígrafe se intentará realizar un análisis dirigido al surgimiento y evolución de los partidos políticos en España hasta la configuración actual de los mismos. En este artículo veremos que tras el experimento democrático y republicano del Sexenio se va a imponer un nuevo sistema político configurado a través de unas nuevas reglas de juego sobre el tapiz de fondo de la monarquía borbónica. Será una época marcada por el falseamiento electoral, la corrupción y el cacicazgo. A pesar de ello, el turnismo y la no radicalización del sistema concederá a España una época de estabilidad  política, la más duradera hasta ese momento.

Enlaces relacionados:
- El Sexenio Democrático.
- La crisis del bipartidismo y las nuevas clases políticas.


 LA RESTAURACIÓN Y SU ARTÍFICE: CÁNOVAS DEL CASTILLO  

La liquidación de las Cortes republicanas por el general Pavía en los primeros días de 1874 traduce el rechazo de las clases dominantes hacia la I República. El cantonalismo, las guerras cubana y carlista, los problemas económico-sociales y, en general, la debilidad política del régimen republicano muestran las contradicciones de las fuerzas que iniciaron la revolución en 1868, y su incapacidad para consolidar un sistema democrático.

La principal figura del nuevo período histórico que se inicia entonces será Cánovas del Castillo, quien durante la época del Bienio Progresista fue la mano derecha del general O’Donnell por lo que estuvo en las filas de la Unión Liberal. Durante el Sexenio Democrático pasa a un segundo plano en la esfera política mientras estaba preparando la candidatura de Alfonso XII como futuro monarca español. Los tres principios fundamentales en los que se basa la política de Cánovas fueron los siguientes:

1. La creencia en la superioridad de la Ley (frente al pragmatismo de Narváez).
2. La defensa de un gobierno civil frente a las injerencias militares.
3. El convencimiento de que la suerte de la monarquía estaba en que progresistas y moderados se alternaran en el poder.

Antonio Cánovas del Castillo, por Ricardo Madrazo (1896)
Fuente: http://www.senado.es

Tras el fracaso del Sexenio el discurso de Cánovas se adaptó a la nueva realidad política y sostuvo la necesidad de mantener otros dos principios:

1. La defensa de la monarquía como institución consustancial a la historia de España aunque fuera bajo la dinastía borbónica
2. La creencia en que el sistema representativo era el que mejor podía funcionar a través del sufragio censitario.

Sin embargo, a pesar de lo expuesto, lo más interesante de su pensamiento político fue las matizaciones introducidas al poner en práctica el sistema de esta Restauración; como por ejemplo que:

1. La nueva monarquía no debía venir personificada de nuevo en la figura de Isabel II, sino en la de su hijo, Alfonso XII.
2. Los partidos de la época isabelina (progresistas y moderados) no debían restaurarse sino que había que crear otros de nuevo cuño. De esta forma aparecen el partido conservador, formado por antiguos moderados y unionistas, y el partido liberal, compuesto por antiguos progresistas, que estarían liderados por Sagasta.
3. La monarquía debía sustentarse en gobiernos civiles, por lo que todo el estamento militar debía quedarse al margen de la vida política.

Práxedes Mateo Sagasta
Fuente: Wikimedia Commons
Carlos Seco, en un prólogo a un epistolario de Cánovas, insiste en la valoración de algunos elementos del proyecto canovista, a menudo olvidados. Un proyecto que si bien no era democrático en la práctica (Cánovas siempre rechazó el sufragio universal), era profundamente liberal, integrador y civilista, a diferencia del proyecto isabelino de los moderados. Debe valorársele su capacidad de integración de la derecha católica y de la izquierda posibilista, por encima de sus diferencias políticas. Por otra parte, no consintió jamás que ni el clericalismo ni el militarismo determinaran determinaran ninguna clase de debilitamiento del poder civil. Para algunos, como Francisco Bergamín, “mató el militarismo y los pronunciamientos militares en España y redujo a la Iglesia a su verdadero cometido (…)”.

Quizá la mejor síntesis del pensamiento canovista sea el llamado “Manifiesto de Sandhurst” que, ideado y redactado por Cánovas, remitió el joven Alfonso en 1.874, desde una academia militar próxima a Londres. Lo de menos, aunque curioso, es la fórmula ficticia adoptada de supuesta carta de respuesta a felicitaciones por su cumpleaños. Se trata de un texto con clara intención propagandística para crear un movimiento de opinión a favor de la causa alfonsina. El breve texto es una síntesis perfecta de los principios inspiradores del nuevo régimen:

1. Llenar con legitimidad dinástica el vacío político y jurídico que se había agrandado durante el Sexenio, que era el principal argumento del proyecto restaurador.
2. Conciliar y pacificar para dar cabida al máximo de posiciones y evitar exclusiones, a priori, para dar estabilidad al régimen y evitar los pronunciamientos.
3. Este modelo conciliador se fundamentaría en una soberanía nacional compartida por el rey y las Cortes.
4. La solución tolerante aplicada a la polémica cuestión religiosa sería la mejor expresión de ese carácter conciliador del proyecto.

El manifiesto se publicó por la prensa española el 27 de diciembre. Dos días después, el general Martínez Campos llevó a cabo un levantamiento militar que proclamaba a Alfonso XII como rey de España. El levantamiento no encontró gran oposición y Cánovas asumió la regencia a la espera de la llegada del rey.


Alfonso XII (1870 aprox.)
Fuente: http://realeza.foros.ws

 LA CONSTITUCIÓN DE 1.876  

Esta constitución ha sido la que ha tenido una vida más larga hasta la fecha (cuarenta y siete años), desde 1.876 hasta 1.923. Cánovas concibió el nuevo texto constitucional como una síntesis de los principios e instituciones de la Constitución de 1.845 y las libertades y los derechos individuales de la de 1.869. De esta forma, en 1.875 Cánovas convoca elecciones a Cortes Constituyentes de acuerdo con la legislación vigente durante el Sexenio Democrático. Estos comicios de 1.876 dan lugar a un parlamento formado en su mayoría por diputados conservadores.

Los politólogos destacan de esta Constitución:

1. Su voluntad de consenso, ya que recoge la soberanía compartida por el rey y las Cortes (ya recogidas en 1.845) y las libertades individuales (ya contempladas en 1.869).
2. Sus límites, ya que la Constitución marcaba unos principios en los que la legislación se mostraba inflexible: el respeto absoluto hacia las instituciones monárquicas y a la propiedad privada.

Entre sus principales características podemos destacar:



PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES

- Soberanía: Rey y Cortes.



DERECHOS CONSTITUCIONALES

- Libre emisión de pensamiento.
- No especifica derechos.
- Se dejan a la legislación ordinaria.


RELIGIÓN

- Catolicismo oficial.
- Tolerancia con otros cultos.



PODER LEGISLATIVO

- SENADO: Natos y elegidos
- CONGRESO: Elegidos.
- Sufragio censitario. Luego universal



PODER EJECUTIVO

- Predomina poder ejecutivo.
- Turno de Partidos.

Dentro de los órganos de gobierno podemos destacar el papel de los siguientes:

1. El Rey: éste contaba con todas las atribuciones de 1.845 a lo que se añadía su papel como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.
2. Las Cortes: también mantenían el carácter bicameral de 1.845. De esta forma, disponían de:
- Congreso: formado por diputados elegidos por “el pueblo” mediante sufragio censitario, en principio.
- Senado: estaba formado por senadores de distinta índole, apareciendo tres tipos: los vitalicios, que eran elegidos por el rey; los que lo eran por derecho propio (al tener títulos nobiliarios, ser altas personalidades del ejército,…) y los que eran elegidos por los mayores contribuyentes de forma indirecta.
3. El Gobierno: tenía en sus manos el poder ejecutivo aunque no estaban muy claras cuáles eran sus atribuciones exactas.

En realidad, Cánovas quería un sistema político que se pudiera sostener en dos prácticas fundamentales:

1. Bipartidismo: centrado en los partidos conservador y liberal y que serían los únicos con capacidad de gobernar
2. Turnismo: deberían de alternarse pacíficamente en el poder, al frente del gobierno acabando con la inestabilidad política.

El sistema era una práctica que nada tenía que ver con la Constitución ya que el rey no designaba al gobierno que hubiera ganado las elecciones sino que le entregaba a uno de los dos líderes la Carta de Disolución de las Cortes para que convocara elecciones y constituyera en las Cortes una mayoría que le fuera fiel. Así que la voluntad popular no era respetada.

El sistema fue denominado por sus detractores como “caciquismo” por ser los caciques locales los que dominaban políticamente a la población. Sistemas de estas características han aparecido por todos los países europeos en algún momento de su historia y esto tiene mucho que ver con las características económicas del citado país en cuestión; como el predominio de la agricultura como forma económica y de la población rural como grupo social, el alto grado de analfabetismo de las bases o la existencia de personajes singulares con gran peso económico en estos lugares, entre otros. De forma resumida, podríamos decir que el cacique pide los votos del pueblo y éste a cambio recibe bienes e infraestructuras. Esto crea una relación de dependencia y una jerarquización en el poder que nada tiene que ver con los principios democráticos.

Esquema sobre la implantación del sistema
Las características principales del caciquismo podrían ser las siguientes:

1. Su arraigo y vinculación a una zona geográfica concreta.
2. Ejerce su predominio en el marco de una sociedad rural y atrasada.
3. Muestra un papel de intermediario entre las estructuras del estado y los ciudadanos.

Hay que destacar un aspecto llamativo del caciquismo, que es el que no todos los caciques ejercieron su poder de la misma forma, así podemos distinguir entre:

1. Caciquismo tradicional: que se basa en una relación de patronazgo que suele ser duradera. Es una relación de tipo paternal. Así se le reconoce al cacique una preeminencia social e indiscutida que arranca ya de las relaciones nobiliarias del Antiguo Régimen.
2. Caciquismo transaccional: que es aquella en la que el cacique ofrece algo a cambio del voto. Esta es una relación menos duradera y que a primera vista parece meramente comercial. Normalmente este grupo está compuesto por burgueses.
3. Caciquismo violento: en este tipo podemos advertir la existencia de una coacción que podía adoptar distintas formas, normalmente siempre de forma violenta, desde el célebre pucherazo hasta el caso de partidas de escopeteros para amedrentar a la gente o los notarios.

Esquema sobre la actuación política hasta fines del siglo XIX
Todo esto tenía como fin que el partido del turno ganara las elecciones, es algo muy claro pues nunca el partido que convocó las elecciones las llegó a perder. A esto ayudó que las elecciones se celebraran por el procedimiento del encasillado que consiste en la negociación previa, entre los dos partidos del turno, para elegir quién será el candidato que irá en la casilla con más posibilidades y que apoyarán los caciques. Este sistema hizo posible que en Andalucía, por ejemplo, sólo trece de los mil diputados fueran de un partido distinto a los que se repartían el poder en la práctica del sistema). El método consistía en la existencia de tres tipos de casillas:

1. Las casillas de nivel nacional: que estaban destinadas a elegir al jefe de gobierno, de la oposición y los distintos ministros del gobierno.
2. Las casillas de nivel provincial: donde se designaban gobernadores civiles y recibían poder político los caciques provinciales.
3. Las casillas de nivel local: aquellas que, en la práctica,  otorgaban el poder político a los caciques locales.

Los poderes de primer nivel imponían a los de los niveles inferiores, y los de segundo nivel aconsejaban sobre esto a las altas esferas. 


La Primera Restauración (1875-1902), 
subido por maraldi40 a https://www.youtube.com